
MÓNICA ESQUIVEL
Una de las dudas más comunes, que las diversas corrientes filosóficas se han dedicado a responder es aquella sobre el ser. Y esta duda, a su vez, trae consigo muchas otras interrogantes que buscan también su respuesta. Las piezas de Mónica son tanto la duda como la respuesta desde su propio entendimiento y emplazamiento como artista e individuo. El proceso de la artista empieza desde antes de posar el pincel por primera vez en el lienzo, pero no por una cuestión de bocetaje, sino que el enfrentarse a un lienzo en blanco se convierte en el punto de partida para un mundo de posibilidades infinitas las los cuales tiene que responder desde su propia naturaleza. Su manera de producir una obra es entonces un paralelismo con la manera en la que entiende la vida: existe una carga inquietante al ser consciente de que se posee libre albedrío, experimentando así una libertad abrumadora. A partir del momento en el que Mónica hace el primer trazo en el lienzo, su obra pasa a otro nivel de sentido, en el que el cuerpo sin ser guiado por la razón sino solamente acompañado, se permite fluir y dejar ser sin importar el resultado. final. Es en este momento en el cual se muestra así mismos elementos de su propio ser, demostrando la capacidad del cuerpo de generar conocimiento sobre uno mismo. Cada gesto y cada trazo viene cargado de respuestas. Cualquier herramienta que utilice mediante la elaboración de una pieza deja de ser un elemento ajeno a ella, ya que desde su experiencia personal se convierte en una extensión de su propio cuerpo. Su obra no es premeditada, es improvisada. Sin embargo, no es desordenada, ya que el cuerpo guía los gestos para formar cierta armonía y equilibrio. Al hacer una pieza, Mónica se inserta en un espacio simbólico en el que todas las posibilidades se pueden presentar para permitir que sea su propia energía vital la que guía su trazo. Esta práctica le concede conectar lo matérico con lo no-matérico, el consciente y el inconsciente, así como el cuerpo con la mente generando un conocimiento más profundo de sí misma. Es por esto mismo que el inconsciente estético de la obra de Mónica toma un papel importante, ya que su campo de producción se puede entender solamente desde la capacidad de la artista de convertir la sensación de agobio en su contrario, es decir en una pieza armónica. , entendiendo el inconsciente como un estado que le permite aprender a sentir lo que fluye en sí misma eliminando umbrales para conseguir cierto bienestar. La pieza final es entonces la respuesta a todas esas dudas que surgieron al momento de producir la pieza. El significado de cada pieza se genera a posteriori, ya que lo relevante no es el resultado final, sino más bien el proceso y la toma de decisiones para llegar así, convirtiendo la obra de Mónica en una metáfora de la existencia. Así como en las metáforas, las cuales son sistemas de saberes abiertos, su obra se relaciona con lo indefinido, lo subjetivo y lo posible.
"La esencia, el ser, el ser.ahí, la naturaleza, el cuerpo y la mente. Estos son los conceptos que aborda Mónica Esaquivel"