El arte de Ros Santos captura el vibrante mundo de las ferias, lleno de payasos, magos y animales amaestrados, encarnando tanto la soledad como la alegría. Estas figuras existen en un reino mágico que detiene la vida cotidiana, evocando la maravilla y la felicidad infantil. Reflejando su infancia en Oaxaca, Santos mezcla la espiritualidad mexicana con el espectáculo circense. Su obra sugiere que la felicidad requiere un “salto mortal” audaz, lleno de riesgos. El concepto de “gracia” impregna la obra de Santos, fusionando alegría, armonía y elevación espiritual. Sus personajes encantados, realizando saltos y trucos, simbolizan una ruptura con lo cotidiano. A través de escaleras y cuerdas, retrata una celebración constante, instando a un salto hacia lo desconocido. Sus imágenes vibrantes invitan a los espectadores a encontrar alegría en medio de la incertidumbre.